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Liberado por caso de violación afirmó que pensó suicidarse

Cristián López Rocha, que había sido sindicado como el presunto violador de Ñuñoa, denunció negligencias por parte de Carabineros en procedimiento de detención y dijo que temió por su seguridad en el calabozo.

Luego que el lunes pasado el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago dejó en libertad a Cristián López Rocha (37) luego que los exámenes de ADN demostraran su inocencia en los cargos que se le imputaron de violación y de abusos sexuales en Ñuñoa, el sujeto acusado detalló los momentos que vivió mientras estuvo encarcelado y declaró que pensó en suicidarse.

En entrevista exclusiva realizada al noticiero de TVN, López afirmó que se le pasó por la cabeza “quitarme la vida, supuestamente” si era dañada su integridad.

Esto porque el acusado, que a raíz de este hecho perdió a su pareja y su trabajo, pasó susto en el calabozo en el que estuvo encerrado por 5 días. “Todos creen que a uno lo van a tener aislado (en la celda), como yo también pensaba, con medidas de protección y no es así… Cae de todo, caen homicidas, caen violadores que realmente lo son”, manifestó.

Agregó que “dos días antes que yo llegara ahí, ya le había pasado algo a un presunto violador que casi lo dejan inválido, sufrió varias consecuencias, por lo que supe, entonces creo que a mí me tocaba el turno”.

Quebrándose por momentos en la entrevista, detalló que “me escupieron la cara, recibí golpes. Nunca acusé, fue fuerte no más, pero (me sentí) humillado, muy humillado… La humillación, el tormento que viví fue muy difícil, fue muy traumante”.

Informó que gracias a la actuación de unos reos evangélicos que creyeron en él, se salvó de recibir un peor trato.

López, quien es separado y tiene tres hijos, también denunció negligencias en el procedimiento que tuvo Carabineros en su detención, especialmente en la etapa de reconocimiento por parte de la víctima de violación en donde estuvo parado junto a otras personas. “Nadie se parecía a mí, nadie. Un sobrino podría ser, pero tenía el pelo corto y era nada que ver conmigo. Los policías le pusieron una peluca negra, nada que ver. El otro que estaba al lado mío tenía barba y pelo liso, nada que ver, entonces siempre me apuntaron a mí”, acusó.

De sus hijos, los más pequeños no se enteraron de la situación, pero el mayor sí.

Ante el anunció de la fiscalía que señaló que él seguía siendo sospechoso, López respondió que “no tengo nada que temer, espero que si lo hacen (una nueva acusación), que lo hagan, pero yo les quiero decir que se están riendo de ellos, de mí, de todos, porque el culpable está afuera”.

Casi llorando terminó diciendo que “el daño está hecho. Aunque hayan sido 5 días, pero para mí fueron mil años, fue toda la vida, me dañaron, me dañaron”.

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